Maximiliano Conca, el tucumano que sufrió un infarto en Chile, contó que tenía conocimiento del seguro médico, pero que no lo contrató porque le resultaba muy costoso debido a sus antecedentes cardíacos.
“No pagué la asistencia médica porque me pedían la misma cantidad de plata que llevaba a Chile. O pagaba la asistencia y no tenía nada de plata allá y no viajábamos, o me quedaba con el seguro en Tucumán. Uno nunca espera que le pase lo que me pasó a mí”, comentó entre lágrimas. “Nunca supe los gastos que todo esto conllevó; sólo sé que mi familia está endeudada de por vida. Ellos están pagando mi error”, agregó.
El traslado del tucumano infartado en Chile le costó al Estado casi $ 1 millónConca sufrió un infarto de miocardio el domingo 10, cuando se encontraba manejando con su novia por las calles de Viña del Mar. Su familia tuvo que pagar $70.000 por día de internación, ya que no consiguió lugar en un hospital público. Conca manifestó estar muy agradecido con todas las personas que lo ayudaron para estar de nuevo en Tucumán y también a los médicos que le salvaron la vida en Chile. “Estuve en un hospital privado, porque estaba a cuatro cuadras de donde tuve el infarto; en ese momento era el más cercano. Tampoco había cama en el hospital público de Viña y por mi estado crítico no me podían trasladar”, explicó.
“En la unidad coronaria del Hospital Naval no me podían tener más de dos días; yo estuve tres. Al no ser ciudadano chileno no tenía prioridad de nada. La salud pública es para los chilenos”, añadió.
Después de estar seis días internado -dijo- en el hospital de la Armada Chilena no le daban el alta si no conseguía un avión sanitario para su traslado. “Mi mejoría fue el miércoles -13 de febrero-, y se pidió un avión sanitario porque los médicos que me atendieron en Chile no me querían dar el alta de otra forma. Yo no podía pasar la cordillera, por la altura. Iba a tener que estar un mes en Chile para recuperarme y que me dejen viajar en un avión de línea”. Y agregó: “mucha gente que yo no conozco intervino para lograr que ese avión cruce la frontera; estoy muy agradecido con todos. Sé que el Gobernador, desde que se enteró de mi situación, quiso repatriarme. Me encantaría darle un abrazo”.
Conca y su familia hablaron sobre los desesperantes días que vivieron en ChileTambién remarcó lo que escribió en una carta enviada el domingo a LA GACETA. “Me ofrezco ad honorem a devolver hasta el último centavo de lo que se gastó hacia mi persona. No estoy pidiendo trabajo. Soy una persona normal. Yo soy arquitecto y quiero espacios públicos para mi gente; quiero construir escuelas; soy un ciudadano más”, expresó, muy conmovido.
Su retirada sin el alta médica del Centro de Salud dio mucho que hablar; al respecto, Conca comentó: “me cambié de clínica porque tenía que estar psicológicamente bien, para mejorarme físicamente. Muchos medios me sacaban fotos y yo no quería que vean mi estado. En el Centro de Salud me recibieron muy bien, ya me conocían. Me salvaron la vida ahí hace tres años”. “Los médicos del Centro de Salud entendieron mi situación al cambiarme, aunque no podían hacer nada al respecto. La única forma para irme era que yo mismo me dé el alta y así lo hice. Me resguardé en otro lugar con los míos”.
“Estoy recuperado”, destacó el tucumano infartado en Chile“Las ‘famosas vacaciones’ de que la gente comentó fueron simplemete un viaje para hacerle conocer el mar a mi novia. No llevé m ucha plata. Fui a competir con un juego de cartas en el que hay que usar la mente”, finalizó. “Como el ajedrez”, agregó su novia.
Cronología
1. El domingo 10 de febrero Maximiliano Conca sufrió un infarto del miocardio cuando se encontraba con su novia en Viña del Mar, Chile.
2. Fue internado por seis días en el Hospital Naval, donde su familia tuvo que costear $650.000 de internación, ya que no tenía seguro de viajero.
3. Su hermana, por twitter, pidió un avión sanitario. La provincia contrató un aeroplano privado y Conca llegó a Tucumán el sábado.
4. Fue ingresado en Unidad Coronaria del Centro de Salud, donde, por un ataque de pánico, se retiró, sin el alta médica, a una clínica privada.